La eficiencia energética se ha puesto en el ojo del huracán debido a la regulación que se está desplegando desde la Unión Europea, y también desde España. El objetivo de Bruselas es llegar a las 0 emisiones de carbono para el año 2050 y eso pasa por tener un parque de viviendas que sea menos contaminante. “Los hogares suponen la tercera causa de contaminación, solo por detrás del transporte y la industria. Sobre estos dos sectores ya se ha hecho un gran hincapié con iniciativas públicas y legislaciones desde hace muchos años para implantar medidas que reduzcan sus emisiones de CO2”, señala Cátia Alves, directora de RSC y Sostenibilidad de UCI.

Las medidas tomadas son muchas, desde la aprobación del paquete de medidas Fit for 55, que pasa por impulsar las reformas de los hogares y la obligación de hacer lo propio en edificios públicos, hasta las exenciones y beneficios fiscales al apostar por la eficiencia energética. El impulso regulatorio, como se ha señalado, es fuerte. Pero, cabe preguntarse en qué consiste realmente la eficiencia energética y cuánto ahorro puede suponer para los propietarios que apuesten por hacer este tipo de reformas en sus hogares.

En cuanto a la primera cuestión, se entiende por eficiencia el hecho de reducir el consumo y en consecuencia el gasto energético sin reducir el confort de los usuarios. Hay dos líneas principales de actuación actuar sobre la envolvente térmica (aislamiento) o sobre las instalaciones”, contesta Alain Mora, CEO de Ecubo. Mientras que, para la segunda cuestión, la del ahorro logrado, la respuesta es más extensa ya que depende de múltiples factores, por no hablar que se puede lograr tanto por vía fiscal como por el lado de un consumo menor.

Un ahorro en la factura de la luz que podría llegar hasta el 70% en función del punto de partida de la instalación eléctrica de la vivienda. Todo depende de la inversión que se haga

Poner un porcentaje de ahorro en la factura de la luz para que cada uno pueda calcular el dinero que conseguiría ahorrarse al apostar por la eficiencia energética depende del dinero que se invierta en la propia reforma y de los puntos de la casa que decidan reformarse. Ya que, como se ha mencionado anteriormente, se puede apostar por el aislamiento o por un cambio en las instalaciones. “El ahorro que se consigue es proporcional a la inversión, si bien, la inversión debe ser rentable si se quiere revalorizar el inmueble. Lo que estamos viendo es que el mercado está apostando mucho por mejoras en la eficiencia energética y en la rehabilitación. Con las primeras se consiguen ahorros que van desde el 25% al 50% del consumo de partida. Si se complementan con mejoras en la envolvente, se logran reducciones que pueden ir hasta el 70% en los casos más reseñables”, explican desde MaesWell, expertos en auditorías, certificados energéticos y eficiencia energética.

Ese porcentaje, hasta el 70% de la factura de luz, es el mismo que también establece Mora. Para el CEO, el ahorro logrado por quienes apuesten por estas reformas podría llegar al 60-70%. Aunque, también advierte que el factor clave es el punto de partida. “En viviendas antiguas con deficiencias en aislamiento y con instalaciones con baja eficiencia energética podríamos llegar a alcanzar ese 70%. En viviendas de reciente construcción ya se limita por el código técnico de edificación la demanda de energía de las viviendas y se establece un aporte mínimo de energía renovable. En este último el nivel de eficiencia energética de las instalaciones es superior y por tanto los ahorros van a ser más limitados”, señala.

Valorar la antigüedad de la vivienda y sus necesidades, además de tener en cuenta las ayudas fiscales vigentes, son pasos esenciales para poder hacer un mejor cálculo del ahorro logrado

El punto de partida desde el que parta la vivienda es fundamental para poder hacer un cálculo más fidedigno del dinero que se puede ahorrar en cada caso. Una casa con una clase A en el CEE es alrededor de 10 veces más eficiente que una vivienda con una clase G en el CEE. Como ejemplo, una vivienda con un grado A de eficiencia energética tiene que tener un consumo de energía inferior a 37,1 kWh/m2 al año y emitir menos de 8,4 kgC02/m2 al año de emisiones de dióxido de carbono, frente a una vivienda con un grado G de eficiencia energética, que el consumo de energía es superior a los 336,80 kWh/m2 al año y las emisiones de dióxido de carbono que produce son superiores a 79,6 8,4 kgC02/m2 al año. Por eso, será fundamental valorar y conocer el punto de partida.

Desde el punto de vista del ahorro, también hay que hablar entonces de la parte fiscal, ya que una parte de los fondos europeos (6.820 millones de euros) que ha recibido España “va dirigido precisamente a rehabilitar el parque de viviendas y se realizará a través de deducciones en el impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) que serán del 20 al 40% en viviendas y del 60% en edificios y a través de ayudas directas que se condicionaran en función del ahorro energético final tras la actuación, esas ayudas van desde el 40% hasta al 80% del coste de las obras de actuación (100% si hay situación de vulnerabilidad), con una cuantía máxima de la subvención de 18.800 € por vivienda”, comenta Sergio Zurdo, director de estudios de la Agencia Negociadora del Alquiler.

La amortización de la inversión dirigida a mejorar la eficiencia de la vivienda que habitamos puede tardar años. Lo mejor es recurrir a un experto para que realice un estudio personalizado

El último punto, igual de importante, es saber en cuánto tiempo se puede llegar a amortizar la inversión inicial para tener una vivienda más eficiente desde el punto de vista energético. Así, por ejemplo, desde MaesWell explican que para amortizar el aislamiento de una fachada pueden pasar entre 8 o 12 años, los cambios en las ventanas entre 15 y 20 años y apostar por la iluminación LED llevaría unos 5 años en poder amortizar la inversión. Aunque, estas estimaciones también dependen del punto de partida en el que se encuentre la vivienda y el desembolso realizado.

Para tener un cálculo mejor hecho, habría que o consultar con algún experto o ir calculando el ahorro en las facturas de consumo energético y la inversión total desplegada, además de estos beneficios fiscales que se pueden lograr. En definitiva, “la amortización de la inversión oscila desde meses hasta varios años. A la hora de llevar a cabo este tipo de inversiones es fundamental asesorarse por un experto que lleve a cabo un estudio de eficiencia energética. En estos estudios se va a auditar el nivel de eficiencia energética de la vivienda y se valoraran económica y técnicamente las diferentes medidas de eficiencia energética que se puedan implementar. De esta manera el propietario podrá ver los retornos de las diferentes inversiones”, concluye el CEO de Ecubo.

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