¿Sabías que puedes ahorrar hasta 2000€ al año con una calificación energética A?

 

Cuando hablamos de calificación energética o etiqueta energética de una vivienda nos referimos a un documento que muestra la calificación energética obtenida por un edificio o vivienda, en una escala de la A a la G, obtenida tras un proceso de certificado energético. Según la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), los edificios con categorías A, B y C demandan una energía menor para mantener un ambiente confortable que las categorías D, E, F y G.

Hay que remarcar que la energía es una de las principales fuentes de gasto energético en una casa, por tanto, se pueden establecer medidas para mejorar la calificación energética de la vivienda. ¿Cuáles son? Según se desprende de los más de 70.000 certificados de eficiencia energética emitidos por la tasadora Tinsa desde 2013, la calificación más común en España es la E, que está presente en un 42% de la muestra, seguida de la G, en un 37%, lo que refleja un parque de viviendas nacional muy poco eficiente. En esta línea, Tinsa explica que las viviendas de segunda mano suelen quedarse con las calificaciones D, E, F y G. Esto quiere decir que, si tenemos un piso con una calificación G, la mayor reforma que podemos hacer nos daría como máximo para alcanzar una etiqueta D, ya que para seguir subiendo escalones, necesitaríamos un rehabilitación tan profunda que implicaría a toda la Comunidad de Propietarios.

 

Ventajas de mejorar la calificación energética de la vivienda

 

El Código Técnico de Edificación (CTE), como marco regulatorio, establece una estricta normativa de eficiencia, seguridad y habitabilidad que debe de cumplir un edificio. Esto implica que las viviendas nuevas deben tener una calificación A, B o C, aunque las viviendas usadas, construidas bajo un Código Técnico, son menos exigentes. Fuentes consultadas por Tinsa establecen que una de las ventajas es que el valor por m2 entre viviendas calificadas como A+ y E podría incrementar el valor de la vivienda en un 10-12%.

Hay más ventajas porque, según la OCU, la actual política energética en Europa cuenta con tres objetivos principales: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentar la producción con energías limpias y aumentar la eficiencia energética.

 

¿Qué hacer para mejorar la calificación energética?

 

Orientación de la vivienda

En función de dónde esté orientada la vivienda habrá mayores o menores aportaciones solares en función de la misma. Es por tanto un factor a tener en cuenta cuando se construye o bien cuando se elige una vivienda, para que la casa goce de la mayor cantidad de horas de luz natural posible.

Utilizar tecnologías “verdes”

La OCU recomienda cambiar los electrodomésticos que se utilizan más, como la nevera o la lavadora por aparatos más eficientes, usar aparatos ecológicos, elegir calentarse con biomasa o recurrir a una climatización eficiente.

Una mejora del aislamiento térmico

Un buen aislamiento térmico en puertas y ventanas aporta ventajas como la reducción de los costes energéticos hasta en un 50% en algunos casos. Si no tenemos del todo adecuado el aislamiento, podemos hacer varias cosas: inyección de aislamiento en cámaras o sustituir la carpintería actual de aluminio con otros materiales que ofrecen mayor protección como el PVC.

Reformar fachadas

Para ello se puede colocar un revestimiento exterior con productos aislantes. Tales productos destinados a la rehabilitación y obra nueva tienen la finalidad de proteger y aislar el edificio, un claro ejemplo son los paneles de revestimiento.

Uso de la climatización responsable

Para mejorar la calificación energética de nuestra casa, deberemos utilizar la climatización de manera responsable. Se aconseja no subir la temperatura de esta más de 21ºC en invierno, ni menos de 24ºC en verano.

Iluminación LED más eficiente

Se recomienda instalar leds o bombillas de bajo consumo, ya que, entre otros, uno de sus beneficios es la protección del medio ambiente, al no contener mercurio ni otros materiales pesados o dañinos para la atmósfera. Además, desprenden menos emisiones de CO2 que las luces convencionales. Funcionan desde primer momento, pues el arranque es automático, y además tienen un consumo mucho más bajo que las lámparas fluorescentes, incandescentes y halógenas. Para saber si nuestra casa es eficientemente energética, tendremos que consultarlo y, como ves, hay diversidad de acciones a aplicar en el hogar para que sea más sostenible.

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