Las ayudas del Gobierno y la subida del precio de la luz impulsan la apuesta de los particulares por la autogeneración

Este año se prevé que vuelvan a duplicarse las instalaciones de placas solares para el autoconsumo, según cuenta Lucía Dolera, Directora de proyectos de APPA, a Confidencial Digital. La subida de la luz, que parece no tocar techo, y las ayudas a fondo perdido que ofrece el Gobierno están haciendo que cada vez más familias apuesten por las placas solares.

De hecho, de 2020 a 2021 ya se aumentó el consumo en un 100%. La población cada vez se va a acostumbrando más a ver las placas solares instaladas en viviendas y lo empiezan a percibir como una fuente de energía fiable, como explica a este medio José Donoso, Director general de UNEF.

Ayudas del Gobierno

El Gobierno ha destinado 1.400 millones de euros a subvenciones para fomentar el uso de energías renovables. Es decir, financia la instalación, o parte de ella, de las placas solares al ciudadano. Sin embargo, Lucía Dolera explica que esta podría no ser la mejor forma de incentivar su uso. Como explica, ahora hay un boom, “están haciendo crecer muy rápido las cifras”, pero alerta de que posiblemente en diciembre de 2023, cuando se acaben las ayudas «habrá un parón”. “Esto no pasaría si se aplicarán medidas de otro tipo como bonificaciones o reducciones, es decir, ayudas pensadas a largo plazo”, opina Dolera.

Ahorro en la factura 

Otro de los principales motivos por los que cada vez más familias compran placas solares es la subida del precio de la luz. Incluso el año pasado, antes del conflicto en Ucrania, ya se notaban las reducciones en la factura de la luz. Ahora, con una placa solar sin almacenaje se puede llegar a ahorrar un tercio en la parte variable de la factura de la luz, según afirma José Donos.

Además, aunque se tiene la percepción de que este tipo de aparatos son extremadamente caros, sus precios se han ido reduciendo en los últimos años. Para administrar energía a un hogar la inversión estaría entre los 8.000 y los 10.000 euros, aunque hay que tener en cuenta que esto es una aproximación, señala Lucía Dolera.

Made in China

Las grandes factorías de paneles solares están situadas en China dado que tiene abundantes recursos minerales necesarios para la fabricación de paneles solares, como explican desde Kylon a este medio. Tras el Covid, se han ido acumulando retrasos en las importaciones, sobre todo en los puertos marítimos. Por ejemplo, Kylon explica que ahora mismo están dando plazos de entrega de dos meses, algo que nunca había pasado.

Albasolar, otro distribuidor español de placas solares, cuenta a Confidencial Digital que la solución para este escenario es intentar comprar con mucha antelación. Ellos también han doblado el número de contenedores que tienen almacenados. Autosolar, del sector de las fotovoltaicas, ha hecho lo mismo y ha multiplicado por dos su capacidad de stock. Además, cuentan que, actualmente, desde que tienen el primer contacto con los fabricantes en China hasta que reciben el material pasan unas 15 semanas.

¿Y si fabricamos aquí los paneles solares?

Hay diversidad de opiniones en cuanto a si España debería lanzarse o no a la fabricación de placas solares. Desde Kylon opinan que habría que tener un sistema de fabricación “dada la alta demanda y el gran potencial de nuestro mercado”. De hecho en Europa sí hay algún fabricante, pero con cuotas de mercado muy pequeñas. En cambio, desde Autosolar cuentan que es un proceso con un coste económico tan elevado que sería muy difícil que alguien se atreviese con este proyecto.

España, una isla energética

Una de las principales ventajas que tenemos en el mercado de la energía fotovoltaica es que “podríamos producir energía de manera muy barata”, explica José Donoso. Además, recalca que la pandemia nos ha mostrado los “límites de la globalización” por lo que sería un buen momento para que España aprovechase esta coyuntura en el mercado europeo.

Lucía Dolera se refiere a España como una “isla energética”, sin embargo no está aprovechada por la falta de planificación. La directiva explica que además del cuello de botella que se genera por temas burocráticos, hay problemas con las potencias. “Los puntos de acceso y conexión deberían adaptarse a las nuevas potencias”, afirma Dolera. La experta añade que habría que trabajar en ello, pues estamos perdiendo la oportunidad de “generar energía de forma mucho más barata”.

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